jueves, 11 de octubre de 2007

Los trabajos estresantes maltratan el corazón

MARTES 9 de octubre (HealthDay News/Dr. Tango) -- El estrés laboral crónico duplica el riesgo de que alguien que ha tenido un ataque cardiaco sufra otro evento coronario importante, según encuentra un estudio canadiense.

Otros estudios han mostrado que el estrés laboral aumenta los problemas cardiacos, pero este es el primero en relacionar las ansiedades en el trabajo con ataques cardiacos recurrentes y otros eventos importantes, aseguraron los autores del informe.

El estudio, que aparece en la edición del 10 de octubre del Journal of the American Medical Association, ofrece "evidencia científica muy sólida" sobre cómo podría contribuir la tensión del trabajo a los problemas coronarios, señaló el Dr. Paul J. Rosch, presidente del American Institute of Stress.

En el estudio, un grupo dirigido por la Dra. Corine Aboa-Eboule, profesora de psicología de la Universidad Laval de Quebec, reunió información sobre 972 hombres y mujeres entre los 35 y los 59 años de edad, los cuales habían regresado al trabajo después de un ataque cardiaco.

Los participantes fueron entrevistados en promedio seis semanas después de regresar al trabajo y se les dio seguimiento por una media de casi 6 años.

El estrés o "tensión" laboral, como lo llamaron los investigadores, se definió como un ambiente en el lugar de trabajo con altas exigencias psicológicas pero bajo control del trabajador sobre las decisiones tomadas en el trabajo.

Durante el periodo de seguimiento, 82 de los participantes sufrieron angina (dolor de pecho) inestable, 111 sufrieron ataque cardiacos no letales y 13 tuvieron ataques cardiacos letales.

Después de ajustar los factores de riesgo para la enfermedad cardiaca, además del estilo de vida, las características sociodemográficas y del ambiente laboral, el estrés laboral duplicó las probabilidades de tales problemas cardiacos, encontró el equipo.

Un hallazgo sorprendente fue que no hubo ninguna relación entre el apoyo social que los trabajadores recibían y el aumento en el riesgo cardiaco, apuntó Rosch. "El protector más potente que conocemos contra el estrés es un apoyo social intenso", aseguró. Sin embargo, "en este estudio, no tuvo ese efecto, lo que es algo contraintuitivo", añadió Rosch.

Por ese y otros motivos, el nuevo estudio ofrece "muchas más preguntas que respuestas", dijo Rosch. Las personas que sientan que el estrés laboral podría estar afectando su salud podrían tratar de cambiar de trabajo, dijo, "pero nunca se sabe si se va de la sartén al fuego".

"Se necesitan más estudios para establecer intervenciones óptimas", escribieron los investigadores. Pero afirmaron que "la información sobre los resultados de este estudio debe ser diseminada en la práctica cardiaca y en los servicios de salud ocupacional, con el fin de reducir la tención laboral para los trabajadores que regresan al trabajo" después de un ataque cardiaco.

Una revisión de la literatura científica sobre la relación entre el estrés y la enfermedad, publicada en la misma edición de la revista, encuentra que el estrés contribuye a enfermedades como la depresión, la enfermedad cardiovascular y el VIH/SIDA.

La revisión se basa en un artículo comisionado por el U.S. Institute of Medicine para considerar los mecanismos conductuales y biológicos mediante los cuales el estrés contribuye a las enfermedades. Sheldon Cohen, profesor de psicología de la Universidad Carnegie Mellon, es el autor principal.

Su equipo encontró la evidencia más contundente de una relación entre el estrés y la depresión, aunque estudios como el que se acaba de realizar en Canadá muestran que el estrés también aumenta los riesgos cardiacos. Estudios recientes han mostrado relaciones entre el estrés y la progresión del VIH/SIDA, según encontró la revisión.

Un mecanismo posible para el efecto es conductual. Las personas sometidas al estrés duermen mal, comen mal, no hacen ejercicio y no cumplen con las órdenes médicas, señalaron los autores de la revisión. El estrés también podría tener efectos adversos sobre los sistemas inmunitario e inflamatorio.

El papel del estrés en el cáncer no está claro, pues hay muchas formas de cáncer, algunas de las cuales tardan mucho tiempo en desarrollarse. Por ese motivo, el avance con frecuencia es difícil de medir, dijeron los autores

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